quinta-feira, 31 de julho de 2008

Brasil - Señor Chávez ¿Tiene miedo? ¡Entonces váyase!

El presidente Hugo Chávez está entrando en su infierno astral, pero cuenta con buenos estrategas que lo ayudan a cambiar de rumbo verbal cuando la luz roja se enciende. Es característico de su comportamiento obsesivo-compulsivo hablar sobre lo que piensa sin medir las palabras, y de asumir actitudes, las más absurdas y criminales, sin prever las consecuencias que pueden surgir de eses ímpetus.

Entre estos hechos, los mas notorios últimamente son: la modificación de 69 artículos de la Constitución, la cual fue derrotada en el referéndum del 2 de diciembre de 2007; los titulares destemplados y las groserías contra el presidente Álvaro Uribe, de Colombia, a quien considera un “cachorro del Imperio”; la solicitud a la comunidad internacional de acoger a las FARC como un “grupo político beligerante”; la confesión en la Asamblea Nacional de que masticaba diariamente hoja de coca, enviada por el cocalero Evo Morales, Presidente de Bolivia; el minuto de silencio en cadena nacional por la muerte de Raúl Reyes; y, finalmente, la promulgación de la Ley del Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia.

Esta ley establece que todo ciudadano queda obligado a cooperar ilimitadamente con los nuevos órganos de inteligencia, con los Consejos Comunales chavistas, y demás asociaciones de su militancia; y, en caso de negarse a hacerlo, será castigado con una condena de dos a cuatro años de cárcel, y si fuera funcionario público, la pena es de cuatro a seis años de prisión. En el Artículo 19, la nueva ley autoriza el “empleo de cualquier medio especial o técnico para la obtención y el procesamiento de la información” (Gaceta Oficial Nº 38.940 de 28 de mayo de 2008); lo que significa que los nuevos agentes secretos de Chávez podrán interceptar correspondencia, grabar conversaciones telefónicas, torturar para obtener información, secuestrar, drogar, violentar, amenazar, humillar en público, y hasta asesinar, todo en nombre de la “Seguridad Nacional”.

Cuando esta ley fue promulgada, comenzaron las presiones, incluso dentro de las Fuerzas Armadas, para anular esta aberración que Chávez creó, utilizando las prerrogativas de la Ley Habilitante. Una semana después, en el programa dominical “Aló, Presidente” del día 8 de junio, apareció un nuevo Chávez, conciliador, haciendo un mea culpa por las “exageraciones” cometidas en la Ley, alegando en su defensa haberse recordado de la intentona del golpe liderado por él en 1992, en el que no se ha dejado, ni hubiera aceptado, ser presionado para delatar a los involucrados, porque esto hubiese sido una violación de los derechos humanos. En vista de este “reconocimiento”, suspendió la Ley, hasta que fuesen revisados algunos artículos.

En el mismo programa, Chávez pidió a las FARC que se desmovilicen y entreguen a todos los “rehenes”, porque la “guerra de guerrillas pasó a la historia” y “no se justifica derrocar un gobierno democráticamente electo”. Días después salió Rafael Correa, el muñeco ventrílocuo de Chávez, a repetir el mismo discurso cínico, diciendo: “Por favor, ya basta, dejen las armas, vamos al diálogo político y diplomático para encontrar la paz. Decimos eso 500 veces”. (…) “¿Qué futuro tiene una guerrilla que combate un gobierno democrático, al menos en apariencia, y que no tiene ningún apoyo popular en el siglo XXI?”

Pues bien, esta solicitud de Chávez tuvo buena acogida en el gobierno colombiano y el presidente Uribe agradeció el gesto de su par venezolano, pasando por encima de todas las agresiones y ofensas. Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia de Colombia solicitó a Scotland Yard, que revisara las computadoras de Raúl Reyes para corroborar el informe de la INTERPOL, de que el material allí

¿Qué se desprende de todas estas informaciones?
En primer lugar, Chávez puede haber engañado al mundo entero con estas declaraciones, pareciendo haber recobrado la sensatez, pero no a los venezolanos, que lo conocen muy bien. Su popularidad desde diciembre hasta hoy en día ha descendido hasta un risible 28% y este es un año de elecciones importantes, para alcaldes y gobernadores. Él todavía espera el aval de Brasil para ingresar al MERCOSUR y ser un defensor de las FARC juega en su contra. Chávez sabe que las FARC están en franco descenso - como resultado del excelente trabajo realizado por los cuerpos de Seguridad colombianos -, que cuentan con no más del un mísero 3% de apoyo popular, y que Venezuela también es víctima de esta banda terrorista por los secuestros, asesinatos, y por el tráfico de drogas y armas.

Venezuela tiene uno de los índices de secuestros más elevados del mundo – muchos de ellos por manos de las FARC, que Chávez no reclama porque no rinden dividendos políticos - y que los crímenes por encargo crecieron tanto, que ya constituyen una de las principales causas de muerte en el país. Por otro lado, los venezolanos ya fueron víctimas del espionaje chavista – extraoficialmente - a través de las célebres listas “Tascón” y “Maisanta”, y continúan siendo perseguidos, amenazados y encarcelados injustamente. Chávez sabe, por tanto, que está acorralado, que los venezolanos lo conocen muy bien y ya están hartos de sus mentiras, de sus truculencias, y de verlo decir una cosa hoy para desmentirla mañana, si así le conviene políticamente o simplemente le da a gana.

Por otra parte, ya se sabe de los vínculos del PT y de funcionarios de alto nivel del gobierno brasileño con las FARC, pero el presidente Lula, a pesar de las pruebas sustanciales de su relación con la guerrilla a través de los Encuentros del Foro de Sao Paulo, ha sido protegido, o mejor dicho, blindado, desde que asumió su primer mandato el 2002.

La política, ya dijo alguien, es el “arte de lo posible”. Por eso, Uribe cierra los ojos y evita denunciar formalmente a Lula por su relación con las FARC, agradece a Chávez por su pronunciamiento, y reanuda relaciones diplomáticas con Ecuador. Por eso, también, Rafael Correa cambió su discurso, porque sabe, tanto como Chávez, que corre el riesgo de entrar en la clasificación de “países amigos de terroristas” tanto por parte de los Estados Unidos, como de la Unión Europea. Dependiendo comercialmente de los Estados Unidos ellos ceden, en una relación de amor y odio, una relación tan patológica como sus formas de gobernar.

Chávez tiene miedo pero, como todos los líderes totalitarios, no le importa mucho perder cosas materiales, mientras no pierda el poder. Por eso cambia su discurso, se torna compasivo, llora, apela, finge ser amigo, pero sobretodo miente; miente mucho y va a continuar mintiendo. Es por esto mismo que esta situación no puede ser sencillamente aceptada, no puede pasarse la página. ¡No! Si él no se va por su cuenta, tiene que ser juzgado y encarcelado por sus crímenes, puesto que él es parte de los problemas ocasionados por las FARC, no sólo en Colombia sino en toda América Latina.
Graça Salgueiro

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